jueves, 30 de diciembre de 2010

Reflexión.

Un espejo de clara superficie y tenue resplandor, que en la noche parece brillar a cada gota que cae fuera. Porque fuera todo cae. Siempre cae. Aquí dentro cada cosa tiene su lugar, y cada lugar su rincón, cada alfombra su suelo, y cada objeto su cajón.
Unos zapatos esperan frente a la puerta, durante lustros, a cantar con sus tacones. Pero no cantarán. Son tacones de otra época, que esperan a la mujer que los calzaba que ya no está. Hay otra ahora, otra nueva con los mismo rincones, cajones y lugares que la otra.
Los libros se desordenan a cada segundo que pasan cogiendo polvo. Sólo hay uno que resiste fuera, que no cesa de ser leído, y que una y otra vez repite con salmodiante disciplina lo que ha de decir. No dice más, aunque la mujer espera que lo haga. Sólo dice lo que debe, y no debe mencionar más porque para eso fue escrito: para no ser leído entre líneas. Las exhaustivas descripciones la transportan una y otra vez a un lugar en el que ya estuvo. Un lugar que conoce, odia y adora en iguales cantidades. Es un lugar dónde ha sufrido y ha sido feliz. Un lugar donde el tiempo pasa, pero da igual que lo haga, porque allí los días no se acaban nunca. Todo sucede porque debe suceder y parece que no hay opción a decidir qué será lo siguiente. 
Nada queda tras él, ni delante de él. Sólo debajo, muy por debajo, aparece alguien hastiado de sí mismo y de su vida, pendiente más de sus sueños que de su realidad. Perdido bajo una inmensidad de humo que pesa cual acero. Ese alguien teme por encima de todas las cosas perder el peso que supone la nube que flota sobre sí, que la oculta, que la mengua y emborrona... y que la hace feliz. 

En la habitación nada sucede. Todo es corriente, pero todo parece expectante y nervioso a que algo suceda. Pero nunca pasa nada. 
Fuera llueve, y el espejo resplandece un poco más, y refleja lo de siempre. Una mujer que también espera algo, igual que los libros y que los zapatos. Espera que alguien vuelva, pero nadie vuelve porque nada ocurre allí. Quizá vuelva la mujer que se apeaba a los tacones y los hacía rechinar con orgullo. Quizá vuelva quien saque mil libros para leerlos, y guarde por fin el libro rojo que nada dice porque nada debe decir.
Si vuelve ella, el libro volverá a su lugar, y los zapatos no habrán de esperar más. Hasta entonces hay que esperar a que algo suceda. Pero aquí nunca pasa nada.
Mientras tanto, fuera todo cae. Siempre cae.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidad

He decidido que Teilnok y yo nos tomemos también unas buenas vacaciones Navideñas. Él se las merece más que nadie, puesto que en nuestras últimas citas lo metía en líos, lo sacaba, lo emborrachaba... y finalmente el lienzo se quedó en blanco, y Teilnok más que mareado y ocioso a la espera de que se me ocurriera qué hacer con él. Pobrecito. Mi inspiración se esfumó con la llegada de la Navidad, y me lo tomé como una señal: VACACIONES. 
Me están viniendo muy bien, porque echo de menos a Teilnok y el constante sonido de mi teclear, pero estoy leyendo muchísimo, y me curto a cada palabra de los maestros. Hoy me he sorprendido narrándome a mí misma en el balcón lo que será de Teilnok cuando llegue a las costas de Sacrificio y ardo en deseos de escribirlo. 
Me brotan ideas a cada instante de silencio, y es porque mi libro está lejos, y mis personajes dentro de mí. Esperaré a que mi correctora esté al 100% y retomaré la escritura con su consejo, que me viene divinamente. Ojalá lo acabe pronto. No hay cosa que más desee que verlo terminado. 
¿Quién adivina cuál será mi propósito de año nuevo?

martes, 21 de diciembre de 2010

Esto promete.

La segunda parte de la novela está en proceso de corrección, y me siento cada vez más orgullosa de ella. Por eso, a cada palabra noto el nivel más alto, y no quiero estropear ningún capítulo. Estoy concentrada a fondo con el desarrollo de la tercera parte que promete ser apasionante. Escribo en mi libreta fragmentos, conversaciones y situaciones que irán colocadas aquí y allá en esta parte, aunque todavía no sé distinguir una idea aproximada de cómo va a quedar. Habrá mucha información que dar, muchas conversaciones profundas, y se introducirán nuevos personajes, que aunque estaban latentes, existían y eran de lo más importante.
La figura de la princesa retomará importancia, y nos servirá de guía para mostrarnos otra visión de las cosas. La reina será más déspota si cabe, y Moali más cruel. Los Perros de la reina camparán ya por la ciudad a sus anchas, reclamando los derechos otorgados por la realeza y sintiéndose ahora parte de un nuevo sistema, que les encanta.
Los Brujos, recluidos en sus casa, estudiarán una forma de hacer frente a la reina Maït, sabiendo que su fortaleza está en su clandestinidad. Y Teilnok... Teilnok se verá envuelto sin saber muy bien cómo en una trama que lo llevará a conocer historias de cientos de años atrás, a reclamar el favor de la reina, y a fundar una asociación revolucionaria de Lobos que pueda hacer frente a los Perros y a sus métodos. Su excursión a la Cúpula Estrellada -emblema de la casa real- cambiará su visión de las cosas definitivamente. Lamento mucho, sinceramente, que el final de esta parte no vaya a favorecerle como debiera.

Ardo en deseos de acabarla y compartirla. Os encantará.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Un pequeño aporte.

Tras mi última entrada me planteé pedir segundas opiniones y publicarlas, porque como ya comenté mi opinión no sirve de mucho.
Por esto le pedí a mi correctora que me prestara unas cuantas letras suyas y que escribiera una pequeña reseña. Algo que tuviera que decir. Así lo ha hecho. Espero que sus palabras signifiquen tanto para vosotros como para mí.
"Cuando me pidió que corrigiera sus páginas no pensé en ello como un trabajo, sino en el sueño de todo lector. En serio, ¿quién no ha leído algo y ha querido decirle cuatro cosas a autor? Ojo, no quiero decir con eso que fueran cosas negativas, no nos confundamos.
Pero cuando empecé con la tarea, me di cuenta de que sí que era un trabajo, y además mucho más difícil de lo que parecía en un principio: sustituir nombres, comas, mayúsculas, ponerte en la piel de los personajes, saber si reaccionarían así o no...
Pero todo ello vale la pena cuando se llega a la mejor parte: la de poder comentar lo que lees; un “esto me ha gustado” o “creo que has querido decir esto, pero quizá vendría mejor así”.
Cuando leo el texto terminado (entiéndase por terminado, tras pasar por mi corrección y su aprobación) me siento bien, no solo porque me guste lo que leo, sino porque me siento parte de la obra. En realidad, no he hecho más que criticar, pero una crítica constructiva al fin y al cabo. Y sobre todo, siento que aporto mi granito de arena para que la novela evolucione a algo más serio que un documento de texto en un ordenador (Y en discos duros externos. Y en un pen. Y en un servidor. Y en...) Si algún proyecto se lo merece, es este.
Si el éxito surge como resultado de mezclar esfuerzo, perseverancia y mucho trabajo, pronto estaremos ante uno garantizado. Ahora, solo nos queda esperar.
Saida Herrero Morales"

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Poco a poco

Esta mañana alguien me ha dicho que se muere de ganas por leer mi libro. Ha sido como un halago, pero lo cierto es que yo también me muero de ganas de leerlo. ¡Más que nadie! Mi correctora ansía leer un fragmento demasiado cercano al final del libro, sólo por saber "cómo escribiré algo tan complicado sin que resulte pesado". Me encantó su frase, porque me dio ganas de probarme a mi misma.
El libro va más lento que nunca, como le he dicho a mi amigo esta mañana, pero se merece toda la lentitud que sea necesaria, porque noto que el resultado está siendo satisfactorio. A cada recodo, a cada palabra, cada salto de página es como una prueba más para seguir con el nivel que está cogiendo. Es verdad que los primeros cinco capítulos son bastante apresurados y ligeros, pero tome la decisión de respetarlos por ser un buen gancho para el público de "lectura fácil". Faltar al respeto no es mi intención con esta expresión. Entiendo que hay gente que prefiera leer para relajarse, y no relajarse para leer, como es mi caso. Muchos prefieren evitar a toda costa que el libro les haga pensar: sencillamente hacen una lectura llana de la historia en sí, tan respetable como cualquier otra. No obstante... lamento decir que mi libro no está hecho para ser leído así, aunque está más que claro que la lectura fácil está servida, quien quiera entender simplemente lo que está escrito, podrá hacerlo; claro que es mucho más divertido dejarme jugar con vuestras mentes e ideas con las vueltas argumentales que os ofrezco capítulo a capítulo. No juego con un hilo argumental que varía a cada rato, para nada es eso, lo que sucede es que sois como un habitante confuso de una ciudad que está sufriendo cambios, y vosotros los sufrís también, dejando que vuestra lealtad esté con unos o con otros, en función de los pasos que da cada bando. Para mí es una manera activa de leer. Es una tercera persona que no lo parece, pues los ojos desde los que se cuenta la historia, aunque originalmente son unos ojos curtidos, varían en varias ocasiones dejando ver cómo lo vive el otro lado de la ciudad: la madre, el hijo, la princesa, la familia de las afueras... Jugamos con los personajes, casi tanto como con la ciudad. Y eso es tremendamente divertido y estresante.
¡Qué poco valor tiene la opinión de una escritora sobre lo que escribe!
Ojalá pronto pueda ofreceros algo -quizá una opinión- de un valor ligeramente más alto, ya que, como os he dicho, "un lugar en las catervas" me llevará el tiempo que necesite llevarme.
Para mí, nunca había tenido tanto sentido el refrán: "vísteme despacio que tengo prisa"

viernes, 3 de diciembre de 2010

Nostalgia por lo que ha dejado de ser.

Hoy he releído entradas antiguas de mi blog, que me recuerdan momentos en los que mi novela no era mi prioridad. Esto era mejor entonces... 
Las recientes visitas y adquisiciones ignorarán seguramente el propósito inicial de este site, que empezó siendo una plataforma de entrenamiento de una escritora que no tenía lectores, y se cuestionaba el valor de sus letras. Llené los inicios de este proyecto con una prosa casi poética, que realmente gritaba desde dentro de mí: "¡Yo entiendo lo que escribo! ¿Y vosotros?" 
Después, no sabría decir porqué, retomé con más fuerza que nunca la novela. Puede que este blog ayudara, puede que fueran las ganas de demostrarme que podía hacerlo, o quizá me harté de que nadie creyera que lo podía hacer, y quería demostrarlo a los demás.
El proyecto sigue inacabado, pero viento en popa, a la espera de que la correctora tenga el tiempo suficiente como para oír los lamentos de mis páginas, que ya empiezan a necesitarla. Estoy entusiasmada por la novela, pero quizá nunca debí transformar este blog en un sordo testigo de sus páginas, porque, para ser franca, las entradas eran mucho más interesantes antes de 2010.

Hay una en especial que me apasiona, porque leyéndola recuerdo aquel día. Recuerdo que me desperté con la luz roja del despertador molestándome en la cara, y que el día pasó extraordinariamente lento, y vertiginosamente melancólico. Me gustaría que la leyerais de nuevo. Seguro que después de ella, cuando volváis aquí, os preguntáis el porqué de las nuevas entradas, más mundanas que nunca, exentas por completo de una visión del mundo tan bella como la que aquel día tuve.

http://silvery-isil.blogspot.com/2009/05/numeros.html

Ojalá alguien tenga tiempo y ganas de leer por leer, y disfrutar por disfrutar mis primeras entradas, porque no tienen desperdicio.
Nada que ver con esta. Ahora al parecer, esta escritorzuela ha traspasado su plataforma de entrenamiento a otro lugar más secreto e inaccesible, que algún día podréis comprar.

Las recientes visitas y adquisiciones ignorarán seguramente el propósito inicial de este site, que empezó siendo una plataforma de entrenamiento de una escritora que no tenía lectores, y se cuestionaba el valor de sus letras.
Ahora no me cuestiono el valor de mis letras, porque creo que el valor se lo dais vosotros.
Gracias por ello, por las casi cuatrocientas visitas diarias, los nuevos seguidores... y ¿porqué no? La ausencia de comentarios.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Cortar por lo sano.

Son palabras que fluyen en tu cabeza, y que segundos más tarde quedan inmortalizadas. Unas tranquilas, otras expectantes, y algunas puedes notarlas deseando ser borradas, y no descansan hasta que las borras. Pero al fin y al cabo, son sólo palabras.
Un despiste mío, y todo el trabajo de esta larga semana se ha esfumado. No menos de cinco capítulos, que no han dejado ni rastro en mi computadora, me amargaron la tarde.
Dándomelas de informática, he intentado recuperarlos, hasta desistir por pura impotencia.
Hecho de menos lo que escribí, aunque bien es cierto, que algunas de esas palabras que ya no existen, deseaban no existir. No obstante, prefiero ser yo quien decida borrarlas. No me gusta nada eso de que se me escapen entre los dedos, porque sin querer, las noto irse, y no puedo sujetarlas.
He abierto el archivo que yo intuía por el capítulo 46, y me aparece una versión de un antiguo capítulo 40 que borré tras escribir, y sustituí por algo más fresco y no tan sobrecargado. Me sentí hervir por dentro, y quien escriba podrá entender porqué. Estuve fría toda aquella tarde, antipática al teléfono, y al trato directo. Mis amigos jugaban a póker en el comedor, mientras yo me torturaba por mi imprudencia en mi estudio.
En un inicio, me planteé reescribirlo todo, teniendo la ventaja de guardar un recuerdo reciente de los capítulos, y teniendo además mis notas a mano. Sin embargo dije... ¿y si no lo reescribo?
Francamente, me cuesta decir que he terminado la segunda parte del libro porque me empeciné en ver una señal donde no la había, pero creo que ha sido un acierto. Lo hablé con mi correctora y apoyó la moción, mis ideas fluyen mejor cuando se las cuento a ella. Noto que escucha y comprende lo que quiero decir, y me esclarece las ideas. En diez minutos con ella, esclarecí meses de dudas y organicé mentalmente mi novela.

Ahora viene lo más difícil, ¿no?

viernes, 26 de noviembre de 2010

Asentando bases

Cuando algo gusta, suele ser su esencia la que debe permanecer intacta a los cambios. La que debe mantenerse siempre firme, aunque todo se difumine. En mi blog, lo puro e inalterable, son sus letras, como -supongo- en cualquier blog... y no podría cambiarlas aunque quisiera.
Un par de post atrás hablaba de un breve pero brillante escrito de unos once años atrás, con el que me topé hace unos días. Es obvio que ahora sé escribir mejor (aunque siga necesitando auxilio urgente para esa tarea), pero creo que cualquier persona que haya leído más de una cosa mía, podría encontrarme en aquel folio sin problema, y reconocer mi escritura.

La sola idea de que este blog pueda llegar a más gente, me turba. Y eso ha sido porque esta mañana he pensado... ¿qué escribo ahora que más gente va a leerme? Pronto me he dado cuenta que no debo alterar las bases de mi escritura, si bien es cierto que quizá no supiera hacerlo.
Estoy contenta de que esto guste a alguien, y súbitamente, con lucidez mañanera, he reparado en que la ausencia de comentarios, puede no significar ausencia de gente.
Me siento extrañamente rejuvenecida, a mis veintidós años, con respecto a mi blog.
Eso para Teilnok va a ser como una larga siesta que le deje nuevo, mientras yo organizo su mundo. De vez en cuando, supongo que todos necesitamos un empujón, y Teilnok, en estos momentos, es el más necesitado.

Me vereís más a menudo.
Quizá algún editor, también.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Rowling y Rosillo empiezan por "R"

Estuve tan desesperada que llamé a mi correctora, ya que, en calidad de la única persona que conoce a Teil, podría aconsejarme.
Me equivoqué, acontecimientos recientes me han tenido en vilo. Chiquilladas, sí; pero preocupantes: discusiones con dos buenos amigos. Me he escondido entre Teilnok y Tim, y ahora estoy buscando el valor para borrar lo escrito.

No me ha ayudado nada la lectura de la biografía de J.K. Rowling. Os dejo aquí una reseña, y os animo a que la leais al completo.
http://www.biografiasyvidas.com/reportaje/rowling/
He visto reflejados en ella mis hábitos, y me he sentido extrañamente sucia. Rowling no había publicado nada en su vida, hasta esa primera "piedra filosofal". La editorial la obligó a firmar con iniciales, para que nadie supiera que era una mujer. Mi libro "Harry Potter y la Piedra Filosofal" tiene fallos. Fallos, que no erratas. Puede que se dieran en la traducción, aunque lo dudo. Los he subrayado y marcado en mi ejemplar, concienciándome de que mi novela no los tendrá. Pero es absurdo. No importan los fallos, ni tampoco las erratas de un libro, sino la profundidad del mundo en que se encuentra.
Rowling había sido pobre toda su vida, y de pronto le dan una cuantiosa suma, equivalente a 14 millones de pesetas (86.000 € más o menos), con los que no sabe que hacer. Se da cuenta de que está escribiendo "basura" cómo ella misma lo llama, y se plantea escribir de verdad. Con su nuevo y reluciente dinero, se permite dedicarse a escribir exclusivamente, y de ese tiempo, surgen sus primeros libros escritos correctamente.
Pronto tiene que marcharse del café donde escribía cada día, porque los fans y periodistas ya no la dejaban trabajar.
Ella no era una gran escritora en los libros iniciales que tanto éxito tuvieron, solo gustaron porque el desarrollo del mundo que había en su interior, merecía la pena ser leído. Y eso me ha llevado a plantearme... Tanto perfeccionismo, ¿para qué? ¿No es, acaso, lo de dentro lo que importa? Y ahora no sé si mi mundo creado es suficiente para atraer a alguien. Sé que muchos se sorprenderán cuando lo lean, pero no creo que mi libro pueda llegar a ser tal algún día.
Prometo que me patearé mil editoriales, y que trataré a toda costa de que mi libro sea leído, pero la verdad, es que aunque encuentro similitudes entre la Rowling pobre y yo. No consigo encontrarlas con la Rowling de éxito, porque sus libros son buenos y el mundo que muestran, definido, a partir del tercer o cuarto volumen. ¿Tendré que esperar tanto yo, para conseguir algo remotamente más modesto? Solo quiero una publicación de una tirada pequeña, que no me cueste una fortuna, y una estantería pequeñita en Fnac.
Quizá debería publicar mi libro solo con mi apellido....

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una discusión trascendente.

Moali y Teilnok van a tener una buena, o al menos eso es lo que se espera.
Pero no quiero escribirlo, puede que no tenga que hacerlo. Mancharía el nombre de mi buen protagonista si lo meto en una discusión donde él pregunte, o haga preguntas.
Ayer mismo, escribí tres capítulos más, y pensaba que la tarde estaba siendo fructuosa... hasta aquella conversación imposible. No menos de ocho veces la reescribí, y sigue inconclusa.

Es un fragmento difícil. Me encantaría saltármelo para que cada uno se imagine la discusión.
-¿Dónde has estado?
¿Cómo pretendéis que Teilnok conteste a eso? No es su estilo contestar, y si lo hace con otra pregunta, el otro se enfurecería... Y eso llevaría a una confrontación entre dos protagonistas, que he de evitar a toda costa. Todo tiene que ser sutil para poder seguir con el curso de la historia, pero Teil no es nada sutil, y yo estoy en un atolladero. ¡Que desastre!

Por suerte tengo mi maquinita portátil de trabajo, donde caben Teil, Moali, y todas las confrontaciones imaginarias que quiera añadir.
Hoy, desde el Starbucks, -como cada miércoles- lo intentaré solucionar, y mañana daré más noticias a mi padre, que creo que es el único que lee el blog, y que sin embargo, no es seguidor de él. ¿No es curioso?

P.S. Papá, si te haces seguidor, te envían un mail cada vez que publique algo nuevo :D

martes, 23 de noviembre de 2010

Ya no me importa.

Cualquiera diría que es triste entrar en tu blog, y no ver un triste comentario de alguien que se interese por él. Culaquiera lo diría, pero yo no.
Anteriormente ya lo he escrito: cada vez me importa menos la popularidad de mi blog, pero bien es cierto que hoy al abrirlo, y no ver ningún comentario de nadie bajo mi entrada anterior, me ha arrancado una sonrisa... una sádica sonrisa.
Eso ha sido muy bueno, porque de pronto he sabido que lo que tengo entre manos, a más de uno dejará boquiabierto.
Todo ha comenzado cuando, arreglando papeles esta mañana, me he topado con un breve y brillante escrito de una sola página. Trataba de una profesora de filosofía, llamada Elena Arnau, que corregía exámenes de sus alumnos, y tras acabar, simplemente descansa.
La extensión del escrito es de una página exacta, ni más ni menos. Sencillo. Claro. Sintácticamente correcto. Sencillamente brillante.
De muy pocos escritos puedo decir esto, no obstante de este hablo con la cabeza alta, pues lo escribí con poco más de diez años, y no lo supe hasta ver mi firma.
Me percaté de que mi escritura, a pesar de necesitar grandes dosis de aprendizaje y perfeccionamiento, es algo que siempre ha estado en mí, y que siempre he disfrutado. Por eso, con diez años, pude escribir un fragmento del que me siento orgullosa, y que de hecho puede que llegue a ser un proyecto en todo regla algún día. El texto está bien, porque yo escribiendo, también lo estoy, y eso lo trasmití hace diez años a un papel, y ha llegado a mí, millones de segundos más tarde con la misma intensidad que entonces.
Es perfecto sentirse así, y sentir que tengo algo grande entre manos, que va a hacer que dentro de diez años me sienta orgullosa.
Quizá entonces, cuando los cuatro gatos que espero que lean mi libro sepan quien es Teilnok, este blog sea un mudo y orgulloso testigo de algo que un día estuvo inconcluso, y que la gente LO QUIERA LEER.
Hoy he sonreído porque imaginé por un segundo un libro encuadernado, y alguien cerrando su última página, que acudía después corriendo a visitar este blog.

martes, 16 de noviembre de 2010

Ya tiene título.

Una novela, no es una novela si no tiene título, y cuando me dispuse a imprimir la primera parte de mi incompletísima obra, caí: ¿No me falta algo, además de las restantes partes que me quedan por escribir? Si que faltaba. Pronto esa portada que hice con todo mi cariño, estructuró la primera parte de mi libro.
Ya existe, y es una realidad: Un lugar en las catervas.
Cada vez estoy más segura de que esto va a salir bien.
Y ese es un presentimiento que no se tiene todos lo días.

Es curioso tener esa sensación cuando nadie recuerda a Teilnok, y ahora que mi correctora está enfrascada en sus asuntos, pero es una sensación.
Y ya nadie me la quita, porque escribo mejor con ella encima.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Stand by...

Lamentando mucho escribir esto, os notifico que llevo dos semanas sin escribir.
Teilnok ha tenido un problemilla, y está agobiado, tanto que casi muestra sus sentimientos, y eso es algo que no debo permitir. Todavía no sé como esquivar el tema de manera satisfactoria, para que nada quede ni inconcluso, ni forzado.
Supongo que ya era hora, llevaba muy buena racha y todo se detiene en ocasiones. Sin embargo os prometo que todos los días abro el último capítulo y lo leo, esperando a que mis musas aparezcan y me enseñen a escribir.
Tengo la esperanza de que ahora con el inicio del curso escolar, pueda retomar las ganas, la inspiración, y las ideas para continuar, y saber si debo narrar la fatídica noche en la que me encuentro, o contar directamente la mañana siguiente. Seguro que lo resuelvo.

Ah! Voy a estudiar Francés en la Escuela Oficial de Idiomas... ya os iré contando...

Os dejo un fragmento de la novela por aquí!

"El lobo se sentó en la cama y tomó la piedra de afilar la espada. Al desenvainarla, trató de quitar con un trozo de tela la sangre seca, pero no salía fácilmente. Tim se acercó y lo ayudó. Lentamente, y pasados unos minutos, Teil comenzó a hablar.

-Nadie sabe nada de mí Tim, excepto tú. Si me pasa algo a mí, tú te quedarás con este lugar. No hay nadie más que lo reclame, ¿lo has entendido Timothy?

El niño asintió, sintiéndose sobrecogido por lo que acababa de entrever. Con Teil siempre se trataba de leer entre lineas y a Tim se le daba muy bien. Lo que acababa de leer lo conmovió: Teilnok estaba solo, y él era el único en quien confiaba en toda la ciudad. Le acababa de ofrecer esa casa y Tim sabía lo que había dentro: mucho, mucho, mucho dinero.

-Pero los demás...

-Todos están corruptos. Y tú eres inteligente, más que ellos. Es la única muestra de fidelidad que puedo darte, porque no sé dar otra. - Por último, y con gran esfuerzo añadió- Lo siento.

-Tú nunca pides disculpas.

-A ti sí. - Le revolvió el pelo rubio otra vez. Tim ya estaba sonriendo.

No le importó tener las manos llenas de sangre seca y pegajosa, Tim se sintió muy feliz, y siguió limpiando el arma con tranquilidad, pensando lo que diría su madre si le viera. Si Teil era incondicional con él... ¿Porqué no iba a serlo Tim?"


viernes, 17 de septiembre de 2010

Otra pieza

He observado que lo que más os gusta son los breves fragmentos que os entrego... Aquí va este. Es jugosamente reciente, os lo puedo asegurar.


"Un crujido cercano puso en guardia al lobo, que se pegó a una pared en penumbra. Vio girar unos metros más allá a dos miñones, que buscaban a alguien sin duda. Y Teilnok creía adivinar a quien.

-¿Teilnok? ¡Sal! ¡Te llama la ley!

Lo habían visto, seguramente avisados por Moali. No tenía sentido esconderse.

-¿Y como sabe la ley mi nombre? -Anduvo hasta el centro del camino de tierra, rodeado de escombros y ratas. Al quitarse el sombrero, su pelo semilargo y oscuro le enmarcó la mirada atenta. Los guardias no parecían asustados en absoluto, y eso hizo pensar a Teil que quizá no estaban solos, porque no eran lo suficientemente fuertes como para estar tan relajados.

-¡Tu fama te precede! -dijo el miñón rubio, que era joven. Se pararon a escasos metros de Teil, quien bajo el abrigo ya aferraba su cuchillo.

-Llevamos un tiempo buscándote, y pensamos que alguien como tú... Bueno, rondaría por la zona... [...]

-El caso es que en los tiempos que corren... Verás Teilnok.- El miñón dió confiado unos pasos hacia adelante. Teilnok respondió al movimiento interponiendo un cuchillo entre ambos. La sonrisa del adolescente desapareció, colocó las manos indicando a Teil que se calmase, y dio un paso más.

Fue lo último que hizo antes de notar el cuchillo de Teil ceñirse peligrosamente a su cuello. El tal Trab, soltó un ridículo gritito. Teilnok susurró al oído del joven.

-Mi nombre no se va diciendo por ahí... ¿Lo has comprendido? ¡No se pregunta por mí!

El joven no podía mover la cabeza, pero Teil supo que lo había comprendido por el temblor que se había adueñado de él.

-No le hagas nada, ¿vale? Hay que tranquilizarse. No pasa nada. -Decía Trab a trompicones, retrocediendo unos pasos.

“Las joyas de la Reina” Pensó Teilnok asombrado por la cobardía de los miñones.

-Te lo voy a preguntar una vez. ¿Porqué me buscáis?"


jueves, 9 de septiembre de 2010

Objetivos erróneos.

Este año ya comienza a terminarse. Septiembre siempre ha sido el punto de inflexión para mí, el comienzo de los proyectos, que acabaré, y también de los que no acabaré. Esta vez, el ansia de conocimiento me está sacando de mis cabales, y es que no tengo ningún tipo de objetivo fijo, fuera del avance que espero de mi misma. La novela, parece interminable. Acabo de atascarme y he tenido que cerrar el archivo que tan de cabeza me trae, espero continuar esta noche, pero creo que hoy debería descansar.
Va a ser extensa la novelucha, y eso ya no me parece malo. Si no la escribo de modo satisfactorio, me arrepentiré siempre porque no todas las cosas inacabadas se pueden acabar sin empezarlas de nuevo. Quiero hacerla de principio a fin, sin evitar cosas que no quiero decir, y diciendo cosas irrelevantes que hacen de la novela lo que es: ALGO MÍO.
Así quiero que sea, y espero comenzar el año próximo, planteándome avanzar, y no terminar.

viernes, 20 de agosto de 2010

No conozco a Teilnok.

Cuando uno escribe es un silencioso Dios, que supone conocer todo de todos y controlar su mundo a su antojo. Solo teclea, y sus personajes no le odian por matar a quien no debe, ni porque llueva en el día menos inoportuno. Auster escribió un libro titulado "la noche del oráculo" en que su historia como escritor y la historia misma que él escribe siguen un magistral hilo argumental paralelo. Llega un momento en que no te interesa tanto la historia del escritor en sí, como la que él escribe. Yo antepuse el personaje creado al real, y seguí la historia como fan del libro y no como fan del escritor.
Pensé que a mí me molestaría que quien leyera mi libro no supiese mi nombre, pero no creo que sea así. Yo soy los personajes, yo soy el mundo que he creado, y mi firma está en cada palabra. ¿No quereis saber mi nombre? Bien, recordad mi libro y estaréis impregnados de mí.
Yo misma me estoy impregnando de algo que no conozco. Llevo cerca de tres años con Teil en mi cabeza y escuchando cada vez que escribo su mente, y la de todos sus amigos, y ha llegado un momento en la novela en la que no sé muy bien que siente. Teilnok ha cogido partes de mí y las ha hecho suyas, haciendo una parte de si independiente e incomprensible para mí. En un inicio Teilnok guardaba similitudes con mi pareja, y ahora no se parece más a él que ha mí. En cierto modo, soy un poco más Alex y él es un poco más Teilnok. Teilnok es un poco más yo, y aún así me es desconocido en ocasiones. ¿No soy Dios? No puedo imponerle simplemente un sentimiento? No, no puedo. Es injusto hacer eso, porque no va con él, porque es traicionarle y porque es, (por lo que hemos comentado) traicionarme a mí. Hay cosas que, no puedo permitirme imponerle: filosóficamente porque una persona por ficticia que sea, debe tener coherencia; y prácticamente, porque mi libro también ha de tenerla.
Espero que jamás llegue el día en que conozca 100% a Teilnok, pero es de lo más estimulante saber como de repente, aunque no quiera escribirle así, sé que el no haría otra cosa. Mi tentación de hacer que Teilnok hable, es inmensa. "¿Sabes el daño que estás causando?" Le dicen. Me encantaría que Teil gritara ¡Sí, lo sé! ¡Es mi naturaleza!, junto con un buen merecido discurso de principios e infancias rotas. No obstante eso no le haría justicia, sustituyo todas mis brillantes ideas por "Teilnok calló, y lo miró fríamente como si aquello no fuera con él".
Eso es hacer justicia a mi personaje. Es escribir lo que no quiero, y aún así hacerlo. No es una novela que habla de un pueblo, ni de política, ni de tiranías ni traiciones. Habla de las personas, y del mundo a través de los ojos de un niño, y de una madre, de una persona solitaria, de otra que lo tiene todo, de alguien que debe mandar, y de otro que tiene que obedecer. Habla del universo de cada uno, y de como se enfrentan entre ellos, y jamás a sí mismos....
Hasta la tercera parte del libro claro.

Os dejo un fragmento que muestra lo que os he comentado. Sí, es mi personaje, y no se conoce ni él mismo.

" Casi podía escuchar como zumbaba la cabeza de Tim, en la que parecían agolparse las preguntas a modo de ligero temblor. Sumiso y consciente de lo poco que le gustaban los interrogatorios a Teil, el niño solo hizo una pregunta que no pudo resolver mirando el adusto semblante del lobo.

-¿La quieres?

Tras una mirada al suelo, y después otra mucho más arriba respondió.

-Yo creo que no sé hacer eso Tim. "


miércoles, 18 de agosto de 2010

Espacio nuevo, capítulo nuevo.

Lo cierto es que soy una persona de manías bien arraigadas. Qué se le va a hacer. A veces me conformo con muy poco, y otras nada me contenta. En este caso mi ambición se ha visto saciada con mi nuevo estudio, un rincón creado a mi imagen y semejanza, donde yo y mi libro podemos descansar tranquilos y conocernos mejor. Es un lugar atemporal, como yo, teñido de renacimiento, como yo, y con un toque rebelde y original, como yo. He hecho acopio y síntesis de mis conocimientos en interiorismo y he embadurnado de ellos mi estudio. Algún estante desordenado allí, y algunos cajones por arreglar allá, pero estoy contenta en mi silencioso rincón, que no da a la calle, y al que contribuyen mis ausentes vecinos. Mi gato favorito ya tiene su rincón en mi rincón, y observa con mirada brillante como trabajo. Mis libros también me observan, como musas obedientes siendo plasmadas.
La vorájime de situaciones, el lugar correcto, el momento ideal, el sonido perfecto y un tamaño sosiego, han hecho que para, sin lugar a duda, el mejor capítulo escrito hasta ahora en mi libro. Espero que mi correctora no sea muy dura con él.
Ojalá me preñe de nuevo de unas páginas semejantes.

lunes, 5 de julio de 2010

Con respecto a la entrada anterior...

Ya sé que debo hacer. De hecho ya lo hice y estoy mas que orgullosa de mi decisión. Gracias a un escritor toledano que la red tuvo el honor de poner en contacto conmigo, aprendí que si bien una historia solo requiere del escritor y su fuerza para tomar forma, una novela requiere de lectores que la hagan en parte suya.
Por fin he salido del atolladero en que me encontraba. Hablo de mi última entrada, y de mis problemas con mi novelucha. Sin duda no esperaba que fuera fácil hacer las cosas bien, sin embargo daba por hecho que sabría el procedimiento para empezar a hacerlas, y obvio es que me equivocaba. No conozco los procedimientos a seguir, ni tampoco cuales son los problemas comunes de un escritor a la hora de escribir un libro tan complicado como el que me traigo entre manos, porque -por suerte o por desgracia- no cuento con un círculo cercano de gente locuela que comparta conmigo esta más que dura afición.
Daniel, mi colega en la distancia y silencioso lector y secreto seguidor de este blog, puso en mi conocimiento a los llamados "correctores" que constituyen a dia de hoy la salvación de cualquier escritor que se precie. Ellos se encargan de desgarrar un entramado que el escritor ha formado y sacan todos los defectos e imperfecciones habidos y por haber. Critican tu obra, y además les pagan por ello. Todo un chollo.
No les pagan mal, puedo jurarlo. Habiéndome ya informado de que sus tarifas llegan al "precio por palabra", decidí que -si bien necesitaba un corrector para obtener una visión más objetiva de mi novela- no podía pagarlo. Y pensé... ¿Qué es un corrector? En realidad es solo un lector crítico. Yo conozco a una muy buena lectora, es inteligente y confío en su criterio. Además de ser legalmente mi representante, conoce bien mi estilo y hasta donde sé, se siente cómoda con él. Otra ventaja de ella es que al no gustarle el género de la novela que me quema los dedos, no tiene referencias de otros escritores que contamine su mente porque, sinceramente, no ha leído ninguna.

De modo que ahí la tengo, mejor amiga, mejor representante y mejor correctora (a falta de referencias anteriores, XD) Su trabajo hasta el momento ha sido brillante y me ha dado fuerza para releer los pasajes más flojos de mi novela y re-escribirlos.
Para finalizar, y comunicándoos que los capítulos ya abrasan como el verano, compartiré con vosotros una frase descriptiva-comparativa de la que me siento particularmente orgullosa. Espero que la disfrutéis y que algún día podáis leerle en su contexto correcto.

""Su pelo negro, lleno de bucles y elevado un palmo y medio por encima de su cabeza la hacía parecer mucho más alta de lo que en un principio era. Sonrió con la mirada llena de algo que se parecía demasiado al odio, y alzó los brazos.
-¡Pueblo! ¡Vanhos! ¡Alzad la cabeza! ¡Mirad al cielo!
Hasta Teilnok lo hizo. Pasaron muchos segundos. El asesino fue uno de los primeros en bajar la cabeza y observó en todo su esplendor el efecto que producía aquella mujer en los Vanhos. La observó:
su soberbia era tan larga como la cola de su vestido, y tan rígida como su corsé, tan cruel como su mirada y tan segura como su porte. Teilnok odiaba la soberbia, y advirtió que por ende odiaba a esa mujer.""


Pronto nos veremos!!!

Post Scriptum. Este fragmento pertenece al capítulo del que hablo en la entrada anterior. Está terminado. Todo va viento en popa!

miércoles, 14 de abril de 2010

Suma y sigue, o resta.

Mi novela me ha dado la espalda.
He escrito un capitulo unas 4 veces. Completo. Desde el inicio hasta el final.
En él, todo el pueblo ha de escuchar como el personaje más temido de toda la novela convence y manipula al pueblo para que actúe en beneficio de ella misma. Ella aterroriza en realidad. Pero nunca lo suficiente.
Es un pasaje muy importante que no debe ser mal escrito. Es la primera vez en toda la novela en que ella aparece y ni siquiera hago justicia a la descripción de la susodicha. Estoy atascada en un interminable pasaje que no sé como solucionar.
Escribir un libro es fácil. Pero escribir un libro con sentido y con conocimiento de causa y consecuencialidad... eso ya es harina de otro costal. No quiero escribir por escribir, releer y conformarme. Quiero escribir sabiendo lo que escribo, releer y sorprenderme.

Quizá una de las ventajas de tener tan clara la estructura de la novela y sus personajes, es que ahora puedo decidir no escribir ese capítulo y continuar en el siguiente. Pero temo perder el hilo y empezar a escribir contradicciones, difíciles de detectar y más aún de corregir. Tengo un brillante argumento parado por ese tipo de contradicciones. No puedo corregirlo, ni tampoco retomarlo porque no sé a donde puede llegar. Aquella novela murió, y no pienso permitir que eso le pase a Teilnok y a Tim. Son demasiado importantes para mí.
¿Qué debo hacer?

domingo, 11 de abril de 2010

Obcecada.

Una lesión leve me ha dejado tiempo suficiente para plantearme en qué gastarlo. Esos planteamientos nunca me sientan bien porque, básicamente, cualquier decisión tomada me parece, a la larga, errónea.
Por ese motivo decidí no decidir en que gastar mi tiempo, y me dediqué a dejar que se me escurriera entre los dedos.
El resultado es una novela incompleta, y un videojuego demasiado utilizado. Por suerte me he dado cuenta a tiempo de enmendar el error. Un tobillo lesionado, al privarte de andar, te permite hacer muchas cosas para los que un día normal, y en plenas facultades físicas no harías.
Por ejemplo: entre semana soy incapaz de permanecer delante del televisor más de 45 minutos, y ahora estoy viendo una película tras otra. Y se agradece la verdad, básicamente porque desde el sofá, viendo el ir y venir de la gente me percato de que todos gastamos el tiempo en cosas que no disfrutamos. Mis obligaciones para con la casa, mis mascotas, mi trabajo, y mis investigaciones, me toman más tiempo del requerido. Si solo me ocuparan una parte necesaria de mi tiempo, me gustaría realizar esas actividades, pero mis manías y obsesiones me obcecan y hacen de mis obligaciones una rutina insoportable, cuya única finalidad es que llegue el fin de semana. No es el trabajo supongo, aunque está clarísimo que ayuda mucho, pero mi estrés me lo provoco yo misma, y mi obsesión por tener todo mi entorno perfecto, al igual que mi cabeza. Espero de corazón que cuando regrese al trabajo, no se me olviden estos pensamientos. Trataré de dedicarme un par de horas exclusivas para mí al día, y así mis rutinas serán más llevaderas, o incluso pueden que dejen de serlo.
No me cuesta nada cepillar a mis gatos por ejemplo, pero si lo hago rápido, y pendiente de lo que tengo que hacer después, ignoro el suave ronroneo y lo felices que se ponen cuando lo hago. El truco de la vida son los detalles, y en semanas como esta me doy cuenta. Remito directamente a un post anterior, en el que una lesión de muñeca me dejó sin trabajar (últimos tiempo de abstinencia, diciembre 2008) . Leedlo y veréis que sin duda el tiempo libre (totalmente libre quiero decir) nos aplana las ideas y el cuerpo. Al menos así me siento yo.
Esta bien, confesaré que soy demasiada activa, que intento levantarme y hacer cosas a la mínima... pero, bueno es que soy así de especial. No es que no esté hecha para estar sentada, es que tengo que aprender a estarlo, y relajarme.
Alex me ha dicho que no disfruto de la vida. Dice que sonrío poco. Yo le he dicho que el tampoco disfruta de la vida y me ha contestado que su manera de disfrutarla le satisface. Creo que lo que quería decir es que él no aprovecha la vida, pero si lo pasa bien. Le dedica muy poco tiempo a sus obligaciones, menos del que a mí me gustaría desde luego, pero lo cierto es que vive mejor que yo, más tranquilo.
Tengo que aprender de él, mucho de él. Remito a un post anterior (Su propio Nirvana níveo,no el mío) en el que hablaba de la sencillez de la vida de Alex. Sigo pensando que ese modo de vida no es enriquecedor para el alma, pero quizá el mío tampoco. Quizá el mío menos que el suyo.
Voy a intentar encontrar un equilibrio entre lo que soy y lo que debería ser, sin alterar las bases de mi ser, pero si de mi actuar. Trataré de no pasar tanto tiempo perfeccionando lo imperfeccionable, y dedicaré el tiempo a disfrutarlo, aunque sea de la manera más absurda concebida. Me esfuerzo demasiado, y nunca nadie va a saberlo. No me compensa hacer un postre durante horas, si luego nadie lo va a probar. ¿No sería mejor disfrutar de cocinarlo, antes que de que les guste a los demás?

Ah! También voy a dejar de leer teorías de mecánica cuántica y de matemática avanzada. Lamentablemente el señor Schrödinger está fuera de mi alcance.

miércoles, 17 de febrero de 2010

2,4,6,8 .... Secuencias

Hay épocas extrañas, días extraños, noches extrañas, segundos extraños... y aún compartiendo adjetivo, son distintos entre sí. Porque lo extraño no tiene patrón, y por eso hace gala de tal nombre. Sin embargo, una persona extraña, puede serlo teniendo mil patrones de conducta y quizá por eso es más extraña aún, porque en alguien extraño, el patrón es que no exista tal. Pero existe.
Hay un orden en todo caos que desordena la teoría que lo reza, porque el caos es caos por seguir un patrón que lo permite englobar en tal término.
Esto y cientos de cosas más absurdas y más inteligentes y más falsas pero igual de válidas, me han hecho llegar a una conclusión más que deprimente. Y es que he descubierto que todo, por extraño que parezca, tiene un patrón indestructible que le da forma, porque de no tenerla aquello de lo que se habla no podría ser nombrado, porque los nombres son patrones a los que las cosas se ajustan. Y los patrones se pueden seguir. Puede que haga falta ser un gran matemático, o un gran pensador para averiguar las pautas que van a seguir los patrones que le dan nombre a nuestras circunstancias, pero no hace falta ser mucho más que yo para saber la triste realidad:
La realidad que cuenta que si todo tiene una pauta y un caótico orden, pero orden en si mismo, TODO ES PREDECIBLE.
Hoy me ha dolido más que nunca darme cuenta de que no soy matemática, ni pensadora lo bastante locuaz como para encontrar orden a las pautas que me rodean a mi y a mis circunstancias. Hoy he sido lo suficientemente avispada para ver a mi alrededor un orden natural y unos patrones de conducta que me han hecho sentir más ignorante de lo que soy. Tener en frente las respuestas, o haberlas tenido delante durante tanto tiempo, y no haber sabido verlas... Habría ahorrado tanto...! Bastaba con seguir una secuencia lógica del orden de las cosas y de los acontecimientos, haber intuido en qué iba a desembocar todo. Eso habría sido suficiente para prepararse para el golpe.
Pues bien, no lo hice. Me llevé los golpes, y hoy que veo las secuencias y algunas pautas en el orden natural de la gente, las cosas, las frases y mi entorno y me veo incapaz de descifrarlas, pienso...
¿Porqué no habré estudiado más matemáticas?