""Si estas buscando cambiar el modo de enfocar tu vida, es porque no te gusta; ¿me equivoco? Tal vez tu buda personal esta en casa y no te has dado cuenta de ello, ¿o acaso no te lleva al "nirvana" cuando le abrazas? Saludos. ""
Ese es Andros. Ha llegado a ser mi amigo sin saber muy bien como. Para los que anden perdidos les informo: En mi anterior post planteaba mi imposibilidad de llevar a cabo el sistema de vida budista por el hecho de no poder concentrarme solo en mí. Hablaba de que para practicar un budismo sano, se necesita estar absolutamente sola, y creo que hoy en día no es muy posible que eso suceda. Andros, (el amigo de una amiga que ha llegado a ser el mío de nuevo tras un lapso de tiempo de incomunicación) comenta la cita que encabeza esta entrada. No es la primera vez que lo menciono aquí.
Contestaré de manera un poco más extensa por el riesgo que entrama responder de manera incompleta a tan complicada pregunta. Puede ser malinterpretada con mucha facilidad. Quiero dejar constancia de que no me preocupa la reacción de mi novio. Él jamás visitará este blog. Mis movidas no le interesan y no pierde el tiempo de esta manera. Se dedica a otros hobbies que yo respeto, pero no apruebo. Mantenemos una relación sana, y dudo mucho que unas palabras puedan afectarle.
En fín, iremos por partes: “Si estas buscando cambiar el modo de enfocar tu vida, es porque no te gusta; ¿me equivoco?” No Andros, no te equivocas. Mi vida no me gusta en absoluto, pero estoy feliz porque el rumbo que estoy tomando con ella es el que quiero tomar. Tengo un rebelde inconformismo con todo lo que tenga que ver con mi día a día, por unos problemas perpétuos de sueño que por desgracia no remiten con los años. De modo que mi colcha, mi novio, las paredes de mi casa, mi familia, un peluche o mis nuevas botas, me son indiferentes en mi día a día. Esas cosas no me hacen feliz o desdichada. Solo tienen el poder de mejorar mi estado de ánimo o de empeorarlo. Es horrible, pero es la verdad. Tengo un gigantesco problema que como decía Marcos, es el eterno enigma de la flor que crece a la inversa: lo que hay alrededor de mi cuerpo no es exactamente mi realidad. Mi realidad está dentro de mí, y todo nace y muere en mi interior. Es como una flor que ya había nacido cuando comienza su existencia. La riqueza del suelo, la lluvia y el sol no le afectan en su crecimiento, solo lo hace más llevadero. La flor crece o muere por algo que no está a la vista de nadie. EL mundo entero se sorprenderá viendo como una flor entre cenizas y a la sombra, crece bien. De igual modo que se sorprenderían al ver otra que muere bajo el sol. Así es mi mundo, empieza desde dentro. Si dentro está bien, todo está bien. Pero si está mal, no importa todo lo bien que esté lo demás. Marcos lo explicaría mejor, si desea deleitarnos con su sabiduría, estoy abierta a sugerencias. De modo que no, Andros, ahora estoy trabajando un poco más en mí como ya os he comentado, pero realmente, no soy feliz y me queda mucho por hacer.
Continuemos: “Tal vez tu buda personal esta en casa y no te has dado cuenta de ello, ¿o acaso no te lleva al "nirvana" cuando le abrazas?” Realmente sí, pero el nirvana que yo busco no es el que él me puede ofrecer. Tiene un modo de vida contagioso, por lo cómodo que es. He aprendido de él una lección que personas mucho más inteligentes que todos nosotros no me han conseguido enseñar: “Para ser normal, solo tienes que serlo, porque no eres diferente a nadie hasta que tú lo decides.” Os aseguro que estas palabras, jamás van a salir de su boca, y nunca lo han hecho. Pero lo aprendí viendo como una persona tan terroríficamente complicada como Alex, se adaptaba a todo sin ningún tipo de problema. Él si que tiene un nirvana práctico: es el “nirvana níveo”. Un jodido lienzo en blanco, con mil brochas delante, todas sin usar. Y cuando lo abrazo, mi lienzo pintarrajeado se desdibuja, y se queda como el suyo. O a lo mejor, mi lienzo se convierte en el suyo, no lo sé.
Sí, es un nirvana, pero para estar feliz en mi interior, necesito ver que dibujo se oculta tras mis pinceladas inconexas. No soy conformista, un paisaje blanco no me vale en absoluto, aunque me alegre que él tenga el suyo eso no forma parte de mí.
Ese es Andros. Ha llegado a ser mi amigo sin saber muy bien como. Para los que anden perdidos les informo: En mi anterior post planteaba mi imposibilidad de llevar a cabo el sistema de vida budista por el hecho de no poder concentrarme solo en mí. Hablaba de que para practicar un budismo sano, se necesita estar absolutamente sola, y creo que hoy en día no es muy posible que eso suceda. Andros, (el amigo de una amiga que ha llegado a ser el mío de nuevo tras un lapso de tiempo de incomunicación) comenta la cita que encabeza esta entrada. No es la primera vez que lo menciono aquí.
Contestaré de manera un poco más extensa por el riesgo que entrama responder de manera incompleta a tan complicada pregunta. Puede ser malinterpretada con mucha facilidad. Quiero dejar constancia de que no me preocupa la reacción de mi novio. Él jamás visitará este blog. Mis movidas no le interesan y no pierde el tiempo de esta manera. Se dedica a otros hobbies que yo respeto, pero no apruebo. Mantenemos una relación sana, y dudo mucho que unas palabras puedan afectarle.
En fín, iremos por partes: “Si estas buscando cambiar el modo de enfocar tu vida, es porque no te gusta; ¿me equivoco?” No Andros, no te equivocas. Mi vida no me gusta en absoluto, pero estoy feliz porque el rumbo que estoy tomando con ella es el que quiero tomar. Tengo un rebelde inconformismo con todo lo que tenga que ver con mi día a día, por unos problemas perpétuos de sueño que por desgracia no remiten con los años. De modo que mi colcha, mi novio, las paredes de mi casa, mi familia, un peluche o mis nuevas botas, me son indiferentes en mi día a día. Esas cosas no me hacen feliz o desdichada. Solo tienen el poder de mejorar mi estado de ánimo o de empeorarlo. Es horrible, pero es la verdad. Tengo un gigantesco problema que como decía Marcos, es el eterno enigma de la flor que crece a la inversa: lo que hay alrededor de mi cuerpo no es exactamente mi realidad. Mi realidad está dentro de mí, y todo nace y muere en mi interior. Es como una flor que ya había nacido cuando comienza su existencia. La riqueza del suelo, la lluvia y el sol no le afectan en su crecimiento, solo lo hace más llevadero. La flor crece o muere por algo que no está a la vista de nadie. EL mundo entero se sorprenderá viendo como una flor entre cenizas y a la sombra, crece bien. De igual modo que se sorprenderían al ver otra que muere bajo el sol. Así es mi mundo, empieza desde dentro. Si dentro está bien, todo está bien. Pero si está mal, no importa todo lo bien que esté lo demás. Marcos lo explicaría mejor, si desea deleitarnos con su sabiduría, estoy abierta a sugerencias. De modo que no, Andros, ahora estoy trabajando un poco más en mí como ya os he comentado, pero realmente, no soy feliz y me queda mucho por hacer.
Continuemos: “Tal vez tu buda personal esta en casa y no te has dado cuenta de ello, ¿o acaso no te lleva al "nirvana" cuando le abrazas?” Realmente sí, pero el nirvana que yo busco no es el que él me puede ofrecer. Tiene un modo de vida contagioso, por lo cómodo que es. He aprendido de él una lección que personas mucho más inteligentes que todos nosotros no me han conseguido enseñar: “Para ser normal, solo tienes que serlo, porque no eres diferente a nadie hasta que tú lo decides.” Os aseguro que estas palabras, jamás van a salir de su boca, y nunca lo han hecho. Pero lo aprendí viendo como una persona tan terroríficamente complicada como Alex, se adaptaba a todo sin ningún tipo de problema. Él si que tiene un nirvana práctico: es el “nirvana níveo”. Un jodido lienzo en blanco, con mil brochas delante, todas sin usar. Y cuando lo abrazo, mi lienzo pintarrajeado se desdibuja, y se queda como el suyo. O a lo mejor, mi lienzo se convierte en el suyo, no lo sé.
Sí, es un nirvana, pero para estar feliz en mi interior, necesito ver que dibujo se oculta tras mis pinceladas inconexas. No soy conformista, un paisaje blanco no me vale en absoluto, aunque me alegre que él tenga el suyo eso no forma parte de mí.
Tener un folio en blanco delante durante demasiado tiempo, significa que no te atreves a ensuciarlo. El problema es que mi pintura es horriblemente densa, oscura y pegajosa… y me cuesta mucho poderla borrar.