Hoy ha llegado la noche, y no recordaba nada importante o trascendente que hubiera dicho, hecho o pensado hoy. Nada, ni una mísera palabra. No he sido consciente de mi vida, de mis horas despiertas de hoy. ¿Que he estado esperando? ¿Suerte? ¿Ganas? El tiempo no está para perderlo. Basta con observar y deducir de todos a los que tienes alrededor. Eso ya es aprender, ya es sacar algo en claro. Hoy nada está claro. Un paisaje difuminado emborrona mi confuso día. Me he dejado llevar por el alboroto feliz de la lluvia, y he perdido 24 horas más en un exilio blanco. Estamos tan acostumbrados a él, que incluso a la nada le encontramos engañosas formas. No lo son. No nos engañemos. Las formas no se ven por suerte, ni aparecen por si solas. Hay que hacer un mínimo esfuerzo, plantar los pies en tierra y dejar de ser papel para ser piedra. Y solo así llegaremos a ser tijera. Solo así cortaremos la marea de viento que todo lo lleva y lo arrastra, y veremos formas nuevas. Con colores que no son blancos.
Han pasado 16 horas vacías, y mi tiempo no está para perderlo.
Todos tenemos un mal dia de vez en cuando, aunque yo los tengo más de lo previsto y deseado.
ResponderEliminarPero bueno, ganas no dejo de ponerle a todo.