lunes, 8 de junio de 2009

Reencuentras extraños... y desconcertantes.

Con el transcurrir del tiempo, vas evolucionando. En ocasiones es más bien una especie de involución extraña, pero al fin y al cabo un cambio. Y de nuevo el tiempo sigue pasando y cambiándonos, y llegado el momento te reencuentras con gente, y esperas que ellos noten tus involuciones o evoluciones, pero digan lo que digan, nunca escucharás lo que quieres oír, del mismo modo que nunca dirás lo que quieren escuchar. 

Hace años del instituto, y me han pasado muchas cosas desde entonces, muchas. Sé que he cambiado muchísimo esperaba que la gente lo notase, pero eso no se ha dado. Por el contrario, todos los demás han cambiado y lo he notado, han cambiado hasta extremos insospechados. En un caso en particular la persona ya no es la que era. Su cambio, ha operado en su cuerpo y en su mente hasta resultarme un completo desconocido. Su tono de voz ya no tiene nada que ver con el que era, su personalidad es mucho más segura y definida, parece una persona con sueños y objetivos, introvertida sentimentalmente hablando, pero nada tímida. No obstante, y a pesar de todo esto, sabría que es él incluso con los ojos cerrados. Porque el flujo de energía sigue presente, y te hace sentir agusto, exactamente igual que hace cinco años

Ya os he hablado de esto, son mis compañeros de clase, en el turno de tarde de aquel año infernal. Todavía no he visto a Garay, pero si a los otros dos torturadores. Me sorprendió que los cinco primeros minutos de conversación no fueron nada distantes, fue, llamémoslo un lunes en los pasillos del Juan de Garay, tras un sencillo fin de semana. Había cambiado todo, pero no parecía haber cambiado nada. Nosotros habíamos evolucionado, pero las relaciones se detienen y perduran, hacen un pause en el punto en que se quedaron, y si no hay relación alguna, siguen en un lado del camino esperando ser retomadas. Y cuando eso pasa, hablas igual que hablabas a esa persona, y la miras igual que la mirabas, aunque ya no mires a nadie más así y aunque esa forma de mirar ya no te pertenezca. Sin embargo es una acción que perdura, que se detiene hasta ser retomada. Pero después ¿cuanto tiempo continua siendo así? Es cuestión de minutos, quizá media hora, pero en ese tiempo aplicas paulatinamente y sin querer, los años de evolución a una persona que no estuvo presente durante ese periodo. Y tras una hora de compañía, ya no te miran igual, e incluso hablan diferente. Creo que existe un reflejo fantasma de las personas en la mente de todas las que las conocen. De este modo cuando oyes su nombre, lo asocias a algo, a un fantasma que tu has creado a través de tus impresiones-remito al post anterior- y que se congela en ausencia de esa persona. Después la ves y ese fantasma tarda en evolucionar, pero cuando lo hace los cambios son tan obvios que abruman y confunden. Y entonces ... ¡Puf! Todo es nuevo, y no sabes que hará esa persona, que va a decir, o como va a reaccionar. En cuestión de minutos, el fantasma se deshace, y se reconstruye, con falsos picos de ideas pasadas que asocias con alguien pero que ya no existen. 

Pasan unas horas y hablas de algo con ellos, y sabes que jamás te habías imaginado hablando de eso con esas personas, pero que de pronto lo estás haciendo. Y después te planteas que en realidad el sentimiento que te producen esas personas, que su flujo de energía, no ha variado con respecto a tí, aunque ya no sean los mismos. Todo es absurdo.

Llega entonces el momento de preguntarse, como diría mi colega Diego... ¿Estamos locos o qué?

4 comentarios:

  1. Mi reencuentros son más emocionales. Me estoy reencontrando con situaciones que no me gustaría reencontrar, ya que las emociones que tuve no las quiero recordar. He hecho un pareado????? Que malooooo!!!! Bueno, de todos modos se me entiende lo que quiero decir no??

    Anix.

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  2. Pues ahora toca la siguiente fase... cuando la marea de la vida empiece a aplastar a unos y otros de forma inmisericorde, y te des cuenta que cada vez hay menos faros en la noche a los que acudir. Pero eso ya llegará, de momento disfruta de los faros que te den cobijo.

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  3. ¿Y no te horroriza más la idea de un universo inmutable? Míralo de este modo: tus antiguas relaciones te están dando la oportunidad de conocer a otra persona con las confianzas adquiridas de la anterior.

    Miau!

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