martes, 19 de mayo de 2009

Números

Hoy ha sido otro de esos días. El tiempo martilleaba mi despertador y mi cabeza. Iba viendo como la luz roja, en la pantalla negra, de este día gris, marcaba mis sueños blancos. Y cambiaba un número, y después el siguiente. Todo ceros otra vez, ceros vacios, solo con margen y huecos que no se pueden llenar más que con segundos, que cuando intentas mencionar... desaparecen.
Y esperas callada sabiendo que inexorablemente los números no van a detenerse jamás, aunque el reloj deje de existir. Los segundos suenan siempre, queramos o no escucharlos. Pero hoy ha sido uno de esos días: he notado la textura de las cosas que nadie nota, y he escuchado sonidos que nadie escuchaba. Por la calle, la cremallera del bolso de una mujer, parecía una puerta cerrándose. Mi cepillo de dientes tiene temperatura ambiente, a pesar de que debería estar frío. Tengo unos pantalones con tacto a legumbres. Los tikets del supermercado parecen pan de ángel. Y mientras todo sucedía, los números seguían cambiando. Pero hoy estaba triste porque los notaba. En uno de esos días siempre los noto, y en esos mismo días ignoro el grito, y oigo el goteo.
Hoy también trabajo, y los números seguiran cambiando. Mañana también lo harán. Teñirán de rojo mi cara mientras duermo, y guardarán mis sueños como un vengador a la espera de que se cometa la injusticia.
Mañana no será uno de esos días. Mañana seré de nuevo una más. Los tiquets volverán a ser papel, y mis pantalones serán de nuevo lino. Me odiaré por no notar los números, y porque la luz roja, en la pantalla negra, del día blanco, ya no marcará mis sueños grises.

He vuelto.

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