viernes, 5 de diciembre de 2008

Tuve un momento de clarividencia gracias a mi gato

Voy a hablaros de algo que me turba y sobre lo que seguro que dejaré más entradas por aquí. Hoy abriremos boca.
Comprendo las cuatro nobles verdades, y admiro el budismo por encima de todas las cosas. He conocido a dos grandes personas que practicaban esta forma de vida y solo con encontrarte cerca de ellas se iluminaba tu propio mundo interior. Las admiro porque yo por ejemplo soy incapaz de involucrarme en esa “no-religión” con mi ritmo de vida. Recuerdo que solía pensar: quiero ser como ella. Era cierto, yo quería ser así de feliz. Sin embargo cuando le preguntaba me decía que ella no era feliz en absoluto, y que de hecho no sentía simpatía hacia su propia persona. Buscaba incesantemente algo dentro de ella que la llevase a encontrar su paz. Pero, ¿acaso podía sentirse más en paz de lo que ya estaba? Yo era idiota, claro que sí, y ahora comprendo que me hablaba de algo llamado “nirvana”. Llevo muchísimo tiempo investigando el budismo, anhelando en vano llevar esa vida idílica que llevan, incluso en su interminable búsqueda de la iluminación. Las turbaciones internas de los budistas, son admirables, sin embargo, -y siento si algún budista lee mi ignorancia- me parecen tristes desde el punto de vista sentimental. Al parecer los budistas consideran que el principio de la insatisfacción es el deseo, y yo pienso que según esta regla, ningún budista puede enamorarse. Porque a fin de cuentas el amor, desde el punto de vista más consciente, significa el deseo que se siente hacia algo o alguien (olvidándonos de un punto de vista puramente físico). El hecho de no poder enamorarse me parece muy inteligente, más que eso, me parece algo muy sabio y productivo, sobre todo para cultivar la paz interior. Sin embargo me produce desazón por lo que eso significa en mi caso.
Ya he hablado de la afinidad que siento hacia el modo de vida budista, pero sé que yo no podría practicarlo jamás. De hecho no voy a engañar a nadie, me siento más budista que nunca (remito a la anterior entrada de este blog), pero busco y busco dentro de mí los principios a los que se remite, y no encuentro más que obstáculos. Para practicar el método de vida budista, ante todo, tienes que encontrarte solo. Necesitas estar contigo mismo y con nadie más. Y yo, en el sentido metafórico de la palabra, estoy casada. Esas personas a las que yo conocía, se habían entregado tanto en su búsqueda que no permitían que nada ni nadie turbasen su mente. Eso ya es un sacrificio gigantesco. Yo aunque a mi modo, practico esa casi religión no teológica. Pero no estoy en disposición de vida para adherirme totalmente al budismo: sencillamente, no estoy preparada. Vivo con alguien, y cuando me tumbo en la cama y comienzo a vaciar mi mente después del duro día de trabajo, preparándome para encontrar el difícil estado jhāna, Alex se gira y me dice: “Cariño, Boo me está chupando el pelo”
Fue entonces cuando descubrí porqué existen los templos budistas. Fue mi pequeño nirvana personal.

2 comentarios:

  1. Permitid que me disculpe. Normalmente utilizo un pequeño refuerzo de color para remarcar las frases que más me chocan. Esta vez no ha sido así. SImplemente le doy un entretenimiento a ese anónimo que se dedica a condensar todas mis frases remarcadas. A TU SALUD!

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  2. Si estas buscando cambiar el modo de enfocar tu vida, es porque no te gusta; ¿me equivoco? Tal vez tu buda personal esta en casa y no te has dado cuenta de ello, ¿o acaso no te lleva al "nirvana" cuando le abrazas?
    Saludos.

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